Por: Ingrid Bolívar.

Fals Borda Fotógrafo incluye un prólogo de la profesora Joanne Rappaport quien hace varios años está estudiando la emergencia y el tipo de relaciones epistemológicas y políticas a que dio pie la participación de Orlando Fals Borda (OFB) en las luchas políticas del Caribe Colombiano. Rappaport hace comentarios muy sugestivos sobre el uso de la fotografía por parte de Fals en distintos momentos de su trayectoria como investigador y nos invita a pensar en ese uso de la fotografía en climas políticos, encuadres institucionales, y contextos culturales distintos.

Aquí en plenos años 50s y 60s podemos detectar la “ilusión modernizadora”. Contamos, nos recuerda Rappaport, con un Fals comprometido con el cambio social pero de alguna manera todavía entusiasmado con la idea de que ese cambio puede llegar por la vía de las instituciones y del vínculo entre las comunidades y el estado. De ahí que sea tan importante recordar que en Saucío, vereda de Chocontá, arranca o se afianza la experiencia de las JAC pero también que tengamos algunas imágenes del “Almacén de la Corporación Agrícola de Saucío, 1959” y que podamos ver a varios de los miembros de la comunidad utilizando nuevas tecnologías para llevar a cabo las faenas agrícolas. Las notas de Fals detrás de la fotos subrayan precisamente la novedad de algunas de estas actividades, la creación que implican de nuevos roles – mujer fumigando- y por supuesto, el declive de otras prácticas económicas y culturales como la tenencia y el sacrificio de chivos y ovejas para el mercado local.
El texto de Marlon Celis, por su parte, sitúa las fotografías en el contexto del trabajo de investigación de Fals y nos recuerda la centralidad que la investigación sobre sociedades campesinas, modernización y cambio social tenía no sólo en Colombia sino en toda América Latina durante las décadas del 50 y el 60. Recordamos entonces que estas fotos son parte del trabajo de investigación de Fals, estaban inscritas en sus ejercicios como etnógrafo, sociólogo y como una persona pionera en el establecimiento de unas ciencias sociales con vocación empírica. Finalmente, tenemos el texto de Verónica quien luego de recordarnos el papel central de la fotografía en la construcción de nuestras imágenes de realidad, de historia y de pasado sugiere algunos contrastes entre la forma como Fals utiliza la fotografía en esta investigación y como lo hicieron otros antropólogos como Malinowsky o el mismo Levy Strauss. Tales comentarios comparativos le permiten a la autora recordarnos el importante papel que la fotografía ha tenido en la producción de las imágenes de diferencia cultural o temporal con las que operamos hoy y el carácter nada “natural” y si muy dirigido, orientado, interesado del encuadre y la selección de las imágenes. En su texto también Verónica llama la atención sobre tres aspectos que la sorprenden en las fotografías de Fals y que voy a reseñar rápidamente aquí como el aspecto de “intimidad” que se percibe entre el fotógrafo y los protagonistas de la imagen, la posición de horizontalidad que el fotógrafo asume en sus tomas y finalmente la “dignidad” que las fotos comunican a propósito de ese universo campesino en transformación.

Estos tres aspectos destacados por Verónica me permiten referirme a lo que más me enamora del Fals fotógrafo que conocemos a través de este libro.
En efecto, las fotos que más me cautivan porque interpelan, desestabilizan, enriquecen lo que estoy investigando tienen que ver con las “prácticas de consumo cultural”, las “festividades”, el “ocio”, las “prácticas recreativas” y “los deportes”. La selección de fotografías propuesta por los editores nos permite contemplar varias escenas festivas. En las ferias y fiestas de Chocontá en 1959 o 1967, en la navidad o el día de Reyes, en el matrimonio de los vecinos Jaime Torres y Silvia Forero, o durante el recreo de la escuela, las fotografías nos muestran a los pobladores cantando, bailando, bebiendo, disfrutando de una sociabilidad festiva que hasta ahora estamos empezando a documentar desde la investigación social y como alimento central de los procesos de constitución y afianzamiento de las comunidades.

A mi modo de ver y como alguien que trabajo hace un tiempo sobre la historia y la evolución regional de la “Violencia” en Colombia y como alguien que hoy trabaja sobre la historia de la música y del deporte en distintas regiones de Colombia, las fotografías de los hombres bailando y cantando, del equipo de sonido que se trae prestado para el matrimonio, de los hombres jóvenes y “en saco” “haciendo ejercicio” subidos en una barra, de diversos integrantes de la familia jugando tejo y las mujeres jugando rana constituyen una muy delicada invitación a revisar las imágenes predominantes entre nosotros de diversos grupos campesinos y de un período particular de la historia de nuestra sociedad que precisamente también a través de fotografías asociamos sólo con el sectarismo político.

Las imágenes de los niños en la escuela, el entusiasmo y la decisión de participar que comunican sus manos levantadas hacia la profesora, la multitud de niños que se encarama en un árbol aún con vestido que parece de gala, y las imágenes de pequeños tumultos en las ferias y fiestas de Chocontá nos recuerda que hemos estado demasiado concentrados narrando una historia de conflictos violentos y que necesitamos conocer mejor, narrar, volver a ver y a re-imaginar como las prácticas festivas, lúdicas y gozosas han tenido lugar en diferentes tiempos y entre diversos grupos y han sido fundamentales en la construcción y reproducción de nuestra sociedad.

Otro conjunto de imágenes que también llamó mi atención por la novedad del tema que plantean y por los comentarios que el propio Fals hizo al respecto tiene que ver con la fotografía como tal. Los editores incluyeron 3 fotos que aluden al trabajo de fotógrafo viajero, con su propio set y su público interesado. El mismo Fals narra el interés que despertó entre los habitantes de Saucio la cámara que él tenía y la preferencia de algunos de los pobladores por la fotografía que les tomaría el fotógrafo “profesional”. Escribe Fals detrás de una foto de una pequeña niña, que la mamá no quiso la que él tomó. Estas fotografías sobre fotógrafos y set, unidas a las de los hombres jóvenes que arreglan una bicicleta y los que trabajan en la reparación de un camión, así como la imagen del tocadiscos nos dan la oportunidad de repensar los vínculos entre la vida social de los jóvenes en municipios como Chocontá y la vida urbana que a veces se imagina tan distinta o distante.
Contemplando esas fotografías recordé el trabajo de Santiago Rueda sobre cómo el oficio de fotógrafo en Colombia sólo se va a consolidar hasta los años 70 pero varios pioneros transitaban por diversos lugares del país con esos diferentes “sets” que hacían las veces de estudio.
Contemplando las fotografías de los jóvenes dedicados a la reparación de bicicletas, y a los que se refiere Rappaport como fotos de unos hombres que comparten una “pericia”, un conocimiento.. me pregunté por la Vuelta a Colombia y por su paso por Chocontá.
Otras fotografías dedicadas al trabajo de desgranar o sembrar semillas de ajo; aventar, limpiar y golpear el trigo, erradicar manualmente la cizaña que crecía entre los sembrados, o a las herramientas de trabajo utilizados por los habitantes de Saucío me hizo pensar en la historia de los oficios del campo que aquí Fals documenta y que también nos corresponde reimaginar. Se trata de volver a ver quiénes eran y quienes son hoy para nosotros los campesinos de los Andes.

Este texto hace parte de la presentación del libro (Fals Borda Fotógrafo) en abril 19 de 2023, en su lanzamiento en abril 19 de 2023, en Bogotá. Las fotos sobre las que trata el libro están en Archivo Central e Histórico de la Universidad Nacional de Colombia dirigido por el sr. Gabriel Escalante. 

Fuente: Salazar, Verónica, Marlon Celis (2022) Fals Borda Fotógrafo. Saucio, 1949-1964. Bogotá: Universidad Santo Tomás y Universidad Nacional de Colombia.