Por Lukas Jaramillo de i.
Una Vida de Cualquiera es una novela autobiográfica en la que se cambian nombres. Tiene su epicentro en Jardín Antioquia y se va desplazando hacia Medellín, la Amazonía, el Chochó y San Andrés. No es una vida cualquiera, porque la experiencia —durante mediados del siglo xx en Colombia— de abrir trocha, de fundar en esos territorios, es alucinante. Es un testimonio valiosísimo de un tiempo y lugar al que le son urgentes voces, películas y textos por ser popularizados. Aquí hay una autora, porque es alguien que nunca se quiso quedar callada, ni tan poco hablar de más: Carmen Rosa Herrera de Barth. Nunca dijo ni calló lo que se suponía.
Ella nació en 1912. Tiene varias publicaciones: una narración de San Andrés titulada Cómo se hace un pueblo; Invernadero; Galería de Recuerdos; Hojas Secas. En Una Vida de Cualquiera se adivina que tuvo una formación suficiente para ser maestra y que entre sus orgullos está ordenar la vida, el trabajo y los negocios —para poder recuperarse de una quiebra y sacar adelante una familia con un esposo enfermo—. Carmen Rosa muestra una prodigiosa manera de tener la inteligencia para lo sensible y también para lo práctico.
Entre la prescripción, la crítica y el ejemplo, podríamos decir que la forma como está ordenada o incluso narrada la historia pierde un poco de fuerza y hasta llega a la monotonía entre la página 177 y 249. Unas veinte páginas resultan lentas y otras resultan narradas con la prisa de la desmemoria. Es nuestro susto con cualquier terreno autobiográfico que una etapa de la vida resulte muy aburrida. Lo que enseña esto es que hay que hablarle al lector hasta encontrar el tono de la complicidad. Aquí el vínculo es muy fuerte hasta la página 96 y todavía la curiosidad nos hace sostener la respiración otras veinte páginas más. En las últimas diez páginas precipitan tantos acontecimientos y la reflexión final es tan lúcida que toda la lectura queda justificada.
Si nos da miedo que nuestra vida sea muy aburrida, entonces hay que hablar del aburrimiento. En el terreno que dio paso a este relato hay problemas familiares, trabajos y traslados que conmocionan a toda la familia, visitas extraordinarias, muerte, ruina y un gran amor sin discurso —ni panfletos—. También el bajo tono o bajo relieve de la adaptación y las resoluciones domésticas es muy plácido. Se puede entonces mostrar mejor un acontecimiento, una tragedia y un obstáculo y así seguir en el ritmo y vínculo de ir descubriendo y “resolviendo” entre autora y lectora, pero esto no es un asunto de edición sino de intención que se tiene que pensar desde el principio. Podemos aprender mucho de la autora la velocidad de resolución para contar una gran cantidad de acontecimientos sin demorarnos más de lo necesario y sin hacer nunca la prosa confusa. Se prescribe este libro en Puerto de la Imaginación porque es único, hermoso y nos muestra la riqueza y singularidad de cada vida, pero en algo que aún es escaso: toda la dignidad para narrarse sin querer ser nadie más.
Una Vida de Cualquiera es un libro para reconciliarse con una vida vivida y para inspirar el amor —a la vez sencillo y a la vez de película—. Más que una vida normal, hay un tono adusto en la autora que nos enfrenta a la magia que puede tener una vida humana discreta y sosegada. Me deja la sensación de que la constancia y la sensatez se pueden articular a la realización del más profundo deseo —ese que se soñó en la niñez sin formas y palabras y que va tomando forma cuando somos fieles a nosotros mismos—. Nos tenemos que hacer milagros o vivir para el gran milagro.
Un reconocimiento especial al oficio esmerado de editora de Claudia Ivonne Giraldo en la edición —disponible en el 2024— de EAFIT. Los libros de la editorial EAFIT son finos, sobrios y lindos. Además ha habido una labor curatorial que hace que de la editorial hayan surgido necesarias autorías —y resurgido— y que hace que esta colección tenga el nombre perfecto: Rescates.
Nuestra gratitud con los Puertoimaginantes Marta Arango y Javier Jaramillo y Narrativas Pueblerinas. Narrativas Pueblerinas y su gente ha ayudado a que esta obra y Carmen Rosa de Barth llegue a más personas en el tiempo.