Por: Rubén D. Silva.
¿Cuántas cárceles habitamos? ¿Qué condenas cumplimos? ¿Quiénes están detrás de nuestras sentencias? ¿somos realmente culpables de tantos delitos?... Hay una voz dentro del silencio, una conciencia que habla y multiplica las preguntas, que analiza los movimientos de la calle Verde, despojándose del pudor para enfrentar los fantasmas, una voz imbricada con otras voces, una voz coral, hibrida, profundamente femenina, capaz de encender antorchas en lo más profundo del alma, para enfrentar con valentía el destino impuesto, el hambre, el dolor, la orfandad.
El eco de esa voz plural, rebelde e inconforme encuentra en Yurieth Romero (Escritora y Guionista Samaria) un mundo en el cual habitar, existir y pronunciarse. De ese poderoso encuentro, del abrazo de voces y cuerpos, del estallido cósmico y confesional de estas historias, surge “Las Visitantes” un proyecto transmedia que se abre caminos en los múltiples lenguajes del cine, la televisión y la literatura, para retratar y visibilizar la vida de las mujeres (madres, hijas, hermanas, esposas, amantes, amigas) de presidiarios, pero sobre todo sus testimonios de resistencia, las cicatrices del dolor, sus constantes luchas y sacrificios.
Esta amalgama de historias, de vidas y feminidades tiene como punto de encuentro la larga fila de visitas de una cárcel distrital de la ciudad como Santa Marta, pero que puede ser cualquier ciudad del Colombia y del mundo. Allí, resguardándose del inclemente sol, domingo tras domingo, están sin sospechar las mismas de siempre: Rara, Onnie, Kelly, Luz, Chiara, la abuela del Javi y Katerine, sin h… Ellas y muchas otras, son las Visitantes, devotas y practicantes de la sexta obra de misericordia corporal, mujeres heridas y traspasadas por la injusticia social, los estigmas y la marginación. Tener a un familiar preso es una especie de cáncer, un tumor en crecimiento que se va extiendo por el cuerpo de una familia entera. Y si pensamos en las mujeres, que son siempre las cariátides que soportan el peso del mundo, sobrellevar la prisión de un ser amado es una condena extendida en aquel exterior incierto e infernal. Por todo esto, enfrentarnos al libro “Las Visitantes” no es cosa fácil, cada página recrea un universo propio, una historia, una humanidad cargada de traumas, de carencias, de duelos y heridas. En la pluma de Yurieth no hay romanticismos baratos, la realidad se muestra tal cual es, sin maquillajes, como puñal que atraviesa la carne, como la sororidad genuina de quienes crean trabajos alrededor de la cárcel para cuidar a los niños, proteger las pertenencias de quienes visitan, hacer más fácil los suplicios del mundo.
La autora nos propone un viaje al interior de cada una de sus protagonistas, con cada relato nos adentramos a la mente y al corazón, recorremos los senderos del pasado para sorprendernos con entornos rurales, con abusos familiares, pero también sistémicos, con el racismo y la discriminación. Son muchos temas presentes en las intersecciones del relato, en la manera como se cuentan las historias, que poco a poco vamos comprendiendo y conectando. Porque sí, lo más extraordinario ocurre, en el momento en que como lectores descubrimos esos puntos de convergencia entre cada una de las historias, el mágico recurso del tiempo y el espacio de aquel día de visitas donde todo ocurre, donde la invisibilidad de las mujeres toma cuerpo, forma, acción y decisión.
Yurieth Romero, que cuenta con una amplia trayectoria en la escritura de guiones cinematográficos, y quien además está detrás de los libretos de “Déjala Morir” la serie que retrató la vida de “Emilia Herrera: la niña Emilia” la cantante inmortal del caribe colombiano, demuestra de forma magistral en esta nueva obra publicada en Alfaguara (Del sello Random House) que hoy más que nunca necesitamos contar nuestras propias historias, visibilizar a personajes reales que hablen como nosotros, que enfrenten desafíos comunes, que caigan y se levanten. La deuda histórica que tenemos como país con las poblaciones afrodescendientes e indígenas, solo podrá saldarse con garantía de derechos, oportunidades de participación en diversos sectores y escenarios, la literatura es uno de estos, y hoy más que nunca necesitamos seguir enriqueciendo el ecosistema literario del país con voces y plumas como la de Yurieth, que nos demuestran que todas las historias importan, que son necesarias para favorecer la empatía, el reconocimiento y la visibilidad.
A veces tan solo a veces el mundo se nos revela como un cultivo de rejas, la humanidad cautiva entre celdas enfrenta la oscuridad anhelando horas escasas para tomar el sol. Hay muros invisibles que separan nuestros barrios, fronteras extendidas, brechas que refuerzan los estratos, los imaginarios, las marginaciones… muchos nos creemos libres pero llevamos a cuestas los grilletes de condenas históricas, de odios heredados, de miedos y violencias… y esta alegoría del mundo hecho prisión también acompaña el universo creativo de los personajes creados por Yurieth Romero, mujeres que en el exterior están cumpliendo sus propias condenas, encerradas en las cárceles convencionales de la cultura, la pobreza y la negritud.
Por eso, comprometidos a vencer la indiferencia, a crecer en empatía y solidaridad, llamados también a conocer más nuestras propias historias y sobre todo a apoyar a los nuevos autores y autoras de la literatura colombiana debemos leer “Las Visitantes” .Es una obra necesaria e imprescindible que se debe comprar, conocer y difundir. Arriésguense a conocer sus personajes, hagan parte de la fila de visitas, entren al centro penitenciario de la mano que cada una de estas mujeres y no olviden revestir sus corazones de profunda humanidad.
