Pregunten por la IUD, pregunten por los Nodos Territoriales, pregunten por las hijas de pescadoras que van a ser científicas, pregunten por estudiantes privados de la libertad, pregunten por estudiantes indocumentados, pregunten por un germen que parece juego y se parece a la amistad en Yolombó, El Bagre, Arboletes…
Jorge,
Durante cinco años —que parecen quince— batallaste sin cansancio y a la vez cuidaste, abrazaste, acogiste aún con más empeño. Eso es un poder mestizo. Creo que son muchos poderes mestizos: la exactitud y romper márgenes; las puertas abiertas y las altas cúspides; la imaginación y la materialización.
Darle vida a la vida se parece más a la culinaria que a la ingeniería: estar revolviendo siempre en un caldero, guardando más balances que los de cualquier equilibrista; guardando la memoria del fuego, el barro y el potaje, sabiendo que cualquier descuido se puede hacer veneno.
Construiste una cosa para humillados, para los que nacen procesados, para los que pueden crecer sin una mirada, para señoras y señores descartados, para el pueblo donde nadie se quiso quedar y donde no hubo palabras para pertenecer. Ahora por un momento decisivo una espalda amiga o un nosotros donde descansar el cansancio de la crueldad.
Un estadio de almas volvió a creer en ellos, descubrieron que podían pensar; fabricaron su dignidad en una herramienta para no dejarse excluir, y sobre todo, pudieron respirar, para sentir el aliento, a sí mismo y la bondad del otro.
En ese fractal había varios adentros o varios corazones concéntricos y sin embargo con lo caótica que es la vida misma, cada parte fue floreciendo y la arteria más pura fue irrigando aliento y consciencia de dos muchachos. Echaron mano de todo y del ejemplo. Sólo una vida bastaría y hay algo aún más importante: un alma irreductible. Fue bonito escuchar a Migue, es alucinante escuchar a Juan Pa. Ni siquiera sabe uno qué sigue, toda la vida con sus altibajos, pero parece fácil lo poquito que queda por enseñarle. Escúchense y no dejen apagar esa voz. ¿Fue como cuidar una llama? Ahorita alumbra nítida también para otros.
El poder mestizo tuyo es esa amalgama entre lo irreductible y lo insobornable con la solidaridad y el amar. No importa que el amor vuelto servicio, compasión o amistad esté condensado en un par de muchachos, lograste imprimirle la cara amada a mucho hombre y mujer de pueblo, a basta muchachada.
¿Qué será lo que sigue? Seguro la vida misma. Yo me atrevo a pedirte un favor, tal como le pidió X504 a Gómez-Jattin: “no te dejes atrapar”. Ante el miedo, la imaginación; ante el miedo, la solidaridad; ante el miedo el erotismo, la ternura y la amistad. No nos da miedo dejar nacer un mundo. No nos da miedo todo lo que hay que cambiar. Hay bastante el susto de estar vivos y de todo lo que hay que cuidar, pero tu poder mestizo es vencer cualquier miedo.
Abraza la sed si quieres encontrar el agua —propone Rumi—. Yo pienso en esa leyenda de ese niño beduino en el desierto que percibía el agua con el pálpito acelerado de su corazón acuático. Vos brindás libertad o liberás porque sos libre. Seamos los libres.